El Museo del Prado es reflejo de nuestra historia, no de la historia contemporánea y reciente tan cacareada, sino de la historia secuestrada, la que se queda extraviada en tierra de nadie en 2º de ESO y no vuelve a aparecer. El núcleo de la colección del Museo del Prado es la colección real, basada principalmente en los cuadros que pertencecieron a Felipe II y Felipe IV, compulsivos coleccionistas de la mejor pintura de su tiempo y de tiempos anteriores. De la posición politica y religiosa que tomaron estos reyes en los siglos XVI y XVII depende que el Museo del Prado no tenga ningún cuadro de Johannes Vermeer o de Frans Hals, por no decir otros pintores holandeses. Y que sólo tenga un cuadro de Rembrandt, que no procede la colección real. Es más, que este cuadro sea el único Rembrandt que hay en España junto al autorretrato del Museo Thyssen-Bornemisza.
Durante años cuando fui al Museo del Prado y lo vi, este cuadro se titulaba Artemisa. No la diosa, sino la reina de Halicarnaso, la que mandó erigir el famoso Mausoleo, una de las Siete maravillas del mundo, bebiendo las cenizas de su esposo muerto Mausolo. Pero recientemente este nombre y la interpretación del cuadro ha cambiado. Ahora es Judit en el el Banquete de Holofernes. Ya hemos visto que el tema de Judith es importante a partir del Renacimiento, que trasciende el tema bíblico y que pasa de ser una pintura religiosa a una pintura politica: la resistencia del débil y el vencer a la tiranía. Pues este vídeo de Obras comentadas, aclara un poco el asunto.
Judith en el banquete de Holofernes
Vídeo de visión opcional…, pero vamos a verlo que no es largo.