Acrópolis de Atenas

Plutarco, escritor griego del siglo I d.C., dice así en su biografía de Pericles de los edificios y esculturas de la Acrópolis de Atenas:

Parecían antiguas por su belleza en el momento de su realización, y en la actualidad parecen recientes y nuevas por su fuerza: brilla en ellas un lustre que las conserva intactas aun con el paso del tiempo, como si albergasen un aliento siempre florido y un espíritu exento de vejez

Este es un ecelente documental que ilustra las obras de la Acrópolis de Atenas explicando muy bien las dimensiones, proporciones, y formas de construir de los diferentes edificios, centrándose especialmente en el Partenón.

Al documental, como a tantos actualmente, le falla el no tener un asesor histórico que evite los errores garrafales que dice el narrador y que puede que no estén en el documental original. Vamos con algunos de ellos:

El Partenón es el templo de la diosa Atenea, no un palacio para las sacerdotisas. Las parthenoi (doncellas) encargadas de tejer el peplo que se le regalaba a la diosa en la fiesta de las Panateneas, se reunían, y probablemente tejían y bordaban, en el opistodomos, donde se guardaba el tesoro, pero más bien lo debían hacer en situaciones puntuales. Ya sabemos que los templos griegos no desarrollan bien el espacio interior. La luz natural sólo entraba por las puertas.

Aunque la cita de Plutarco, que no dicen en el documental que es de Plutarco, diga que «lo más admirable (de las obras emprendidas por Pericles) fue la rapidez con que fueron realizadas: cuando cabría pensar que cada una de ellas habría necesitado generaciones para verse concluida, todas alcanzaron si perfección bajo un mismo gobierno» (Pericles, 12) Lo cierto, como os he explicado, es que Pericles llegó a ver concluido el Partenón (inaugurado el 438 a.C.) y los Propíleos (431 a.C.), pero nunca pudo ver concluido el templo de Atenea Niké (421 a.C), ni mucho menos el Erecteión, que se terminó (406 a.C) casi  cuando  Atenas fue derrotada por Esparta en la Guerra del Peloponeso. Pericles murió el 429 a.C. a consecuencia de la epidemia que se desató en Atenas al comienzo de la guerra.

Otro de los problemas es la pronunciación de los nombres. La manía estúpida anglizar todo hace que el nombre de Ictino, uno de los arquitectos, digan «Ictinio», y del Dux de Venecia Francesco Morosini, reponsable de la voladura del Partenón en 1687 no se sepa realmente que nombre están diciendo. Es una situación desesperante que se repite en muchos documentales.

Por lo demás el documental está muy bien y es mucho más didáctico que todas las explicaciones teóricas que puedan decirse sobre la construcción de la Acrópolis en tiempos de Pericles. Su visión es imprescindible.

La Acrópolis de Atenas

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s