Las Tres Gracias de P.P. Rubens
Historia
Las Cárites, que se tradujo al latín como Gracias, son tres diosas vírgenes hijas de Zeus y Eurínome. Surgieron como divinidades de la vegetación y el crecimiento y como fuente de belleza y alegría para la naturaleza, los seres humanos y los dioses. Se las relaciona a menudo con las Horas y forman coros con las Musas. Aunque se relacionan con otras deidades son sobre todo acompañantes de Afrodita (Venus) Hesíodo ya da sus nombres: Eufrósine (la alegre), Thalía (la festiva) y Aglaya (la bella).
Representaciones en la Antigüedad
Estas diosas, como las Musas, aparecen como un colectivo ya en vasijas arcaicas y a fines del siglo V a.C: empiezan a darse la mano mientras bailan. En principio van vestidas con prendas vaporosas que se van aligerando en el Helenismo. Hacia el año 100 a.C. un autor anónimo, pintor o escultor concibe la fórmula que se convertirá en canónica para su representación: la que muestra a las tres figuras en estructura bidimensional formando un grupo en el que una da la espalda al espectador y las otras se muestran de cara, todas ellas con las manos enlazadas. Este esquema fijo se repetiría en pinturas, mosaicos y esculturas de bulto redondo
Tres Gracias, Civilización romana, siglo I d. C. Fresco procedente de Pompeya, Nápoles, Museo Archeologico Nazionale
Representaciones medievales
Estas diosas benévolas, de las que dijo Séneca que una da el beneficio, otra lo recibe y la tercera lo devuelve, tuvieron suerte con los Padres de la Iglesia, que dando un nuevo giro semántico se convirtieron en la Fe, la Esperanza y la Caridad, las tres virtudes teologales.
Representaciones en el Renacimiento y Barroco
Los humanistas del Renacimiento buscaron una simbología más trascendental dentro de la tendencia neoplatónica y retomaron la la relación primigenia de las Cárites con la castidad, la belleza y el amor (castitas, pulchritudo, amor) Esta es la vertiente que más interesó a los artistas del Renacimiento cuando resucitaron a las tres diosas, lo hicieron en el ámbito de la naturaleza floreciente y en el círculo de Venus, con los detalles señalados por Séneca, los trajes ligeros y las manos enlazadas. Así es como las representa Botticelli en La Primavera de 1477

La aparición de varias imágenes romanas descubiertas en monedas, sarcófagos y un grupo que puede verse hoy en la biblioteca de la catedral de Siena, pusieron la base de su inconfundible iconografía antigua. Así es como las pinta Rafael Sanzio en 1504 y P.P. Rubens 1630-35, aparte de otros artistas como Francesco del Cossa 1466, Antonio Correggio 1519, y escultores como Antonio Canova en 1813 y ya en el siglo XIX Edward Burne Jones h. 1880 entre otros muchos artistas.

Para saber más
RUIZ DE ELVIRA, Antonio, Mitología Clásica, Editorial Gredos, 2015
ELVIRA BARBA, Miguel Ángel, Arte y mito. Manual de iconografía clásica, Sílex, 2008